Me di la vuelta con la impresión de que habían gritado mi nombre. No había nadie. Me pareció normal puesto que últimamente no hacía más que escuchar tu voz llamándome a todas horas, por todos lados. Estaba paranoica.
Volví a ponerme los auriculares, y a intentar evadirme del mundo que me rodeaba. Ese mundo que no entendía, que tenía algo menos de sentido, ese mundo en el que prácticamente era como estar sola. Y entonces lo volví a escuchar, pero esta vez lo ignoré. Sabía que aquello no era real, que sólo era algo que estaba dentro de mi cabeza. Pero se repetía, y al final, tuve que volver de nuevo la cabeza.
Y ahí estabas tú. Con mi camiseta favorita, tu pelo revuelto, y una sonrisa irresistible. ¿Qué decirte? Después de tanto tiempo, y tantas conversaciones, poco quedaba que decir.
Así que, con la mejor sonrisa que pude sacar, y aún sabiendo de sobra que parecía más falsa que otra cosa, te dije:
¿Sabes? Siempre has sido la persona que más quiero. Probablemente, dejarás de serlo, porque el tiempo pasa, y la gente va y viene. Hay gente que dice que entre una mujer y un hombre es probable una amistad, sí, tienen razón, pero también me dijeron una vez, que dos personas que una vez se quisieron, si son amigas, o nunca se han gustado, o lo siguen haciendo. En tu caso, tengo claro que es la primera. Y en mi caso, aunque me duela en el alma, y me repateé hasta límites insospechados, te sigo queriendo, igual que siempre.
¿Sabes? Siempre has sido la persona que más quiero. Probablemente, dejarás de serlo, porque el tiempo pasa, y la gente va y viene. Hay gente que dice que entre una mujer y un hombre es probable una amistad, sí, tienen razón, pero también me dijeron una vez, que dos personas que una vez se quisieron, si son amigas, o nunca se han gustado, o lo siguen haciendo. En tu caso, tengo claro que es la primera. Y en mi caso, aunque me duela en el alma, y me repateé hasta límites insospechados, te sigo queriendo, igual que siempre.
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